¿De qué modo afectan las industrias culturales los procesos socioculturales de comunicación?
Antes de hablar sobre las industrias culturales, es fundamental reconocer su principal fundador. Theodor Ludwig Wiesengrund Adorno (1903-1969) fue un filósofo alemán que ha escrito acerca de sociología, psicología e incluso musicología; Adorno fue uno de los máximos representantes de la Escuela de Frankfurt, en la cual se realizaban estudian sobre la crítica ideológica de las condiciones sociales e históricas, bajo la influencia de la teoría crítica del pensamiento marxista.
Ahora bien, el concepto de “Industria Cultural” es tomada por Adorno como la nueva manera de decir “Cultura de masas”. Es denominada así debido a que ahora la cultura es reconocida como una industria, como un negocio. El arte, por ejemplo, es aquí solo una fuente de gratificación para ser consumida. Los productos de la industria cultural no son solo mercancías, sino que lo son ya en sí de manera integral, lo que provoca que ya no se esté obligado a buscar un beneficio inmediato, sino, que éste desborda esos límites.
Según el autor, la Industria Cultural elucubra no son ni reglas para una vida feliz, ni un nuevo poema moral, sino exhortaciones a la conformidad a lo que tiene detrás suyo los más grandes intereses. El consentimiento que publicita refuerza la autoridad ciega e impenetrada, busca el estímulo y la explotación de la debilidad del Yo, a la cual la sociedad actual, con su concentración de poder, condena de todas maneras a sus miembros, impone sin cesar los esquemas de su comportamiento.